es lo que hemos conseguido en los regadíos históricos de la Vega Baja del Segura: a menos tierras en cultivo, menos agua para ellas. La situación debería ser inversamente proporcional pero cada temporada hay que abandonar más bancales porque el agua no llega para ellos. No sé si en estos últimos años ha llovido menos, si se han puesto más tierras en regadío, si se han abierto más pozos ilegales o sustraido ilegalmente mas agua del rio o azarbes o si se ha desviado más agua al trasvase (no olvidemos que hasta hace muy poco tiempo no participaba ni el fondo de pantano): su agua ni se filtraba ni se evaporaba. Lo que sí sé con certeza es que antes de la construcción de las depuradoras, que tanto esfuerzo han costado a las diferentes Administraciones, la Vega Baja estaba toda sembrada: las aguas residuales de diferentes poblaciones y de Murcia capital han sido, de siempre, los afluentes más regulares del Segura y sus azarbes mayores. Desde la puesta en marcha de las depuradoras han desaparecido esos caudales: las aguas, una vez limpias, ha sido desviadas,sin que me conste la mínima protesta por parte de Sindicatos y Juzgados de Aguas o Administraciones Valencianas. Sentencias judiciales por casos similares, las hay. Se está permitiendo que el rio Segura acabe en Ojós, o todo lo más, en la Contraparada. La necesidad común a todo el Sudeste de nuevas aportaciones de agua desde el Ebro, o la apertura de pozos (su elevado contenido en boro y otras sales no los hace aptos para su uso continuado, como ya ha quedado demostrado) no son motivo de renuncia a nuestros derechos: lo cortés no quita lo valiente. Y, me dá miedo ir más lejos , si la política de insolidaridad entre comunidades continuara, si el que cada palo aguante su vela se impusiera , el tratamiento del Segura tendría que ser el mismo que un rio internacional.
Asi pues,propongo una buena jimansa para quien prevaricó autorizando el desvío de las aguas depuradas y, otra, compartida, para quien teniendo la obligación de velar por nuestros caudales lo han permitido.
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